Hoy me gustaria comparti con todos, estos comentarios elegidos de una entrevista
que publica Anita Morjani en su libro "Muero por ser yo", os aseguro que no tienen
desperdicio, maravilloso libro que os aconsejo leer.
P: Demasiado amor propio, ¿no vuelve egoístas a las
personas?
R: Una vez que entendemos que cada uno de nosotros está en
el centro del universo infinito,
nuestro centro para el Todo se vuelve más
importante que cualquier cosa y vemos el valor
de amar el ser. No podemos dar
de lo que no tenemos.
En mi cultura, fui enseñada a poner a los demás primero y a
mí, de última o simplemente, en
ningún lugar. No fui enseñada a amarme a mí
misma ni a valorar a quién y lo qué soy. Como
consecuencia, tenía muy poquito
que ofrecer a los demás. Solamente cuando llenamos nuestra
copa con aprecio por
nosotros mismos, tendremos algo que dar. Sólo cuando
nos amamos
incondicionalmente, aceptándonos como las criaturas magnificentes que somos,
con gran respeto y compasión, podremos,
algún día, ofrecerle lo mismo a alguien más.
Amar nuestro ser viene de primero
y amar a los demás es el resultado inevitable.
El egoísmo viene de muy poquito amor hacia nosotros mismos y
no de demasiado; por eso es
que sentimos la necesidad de compensar, aquí, esa
carencia. No hay tal cosa como quererse
demasiado, ni tampoco eso de sentir
demasiado afecto genuino por los demás. Nuestro mundo
sufre de muy poquito amor
propio y demasiado juicio, inseguridad, miedo y desconfianza.
Si todos nos quisiéramos
más, la mayoría de estos vicios desaparecerían.
Decir “te amo” cuando eres incapaz de decírtelo a ti mismo,
no es más que actuar. No es real.
El
afecto por mi ser y por el de los demás es la misma cosa. Todos nosotros somos
Uno –todos interconectados. El ser conscientes de nuestra propia divinidad nos
puede ayudar
a ver nuestra magnificencia y que somos merecedores de amor, sin
condiciones.
Una vez que lo entendamos, ofrecer lo mismo a todos los demás se
vuelve más fácil.
P: Muchos que desean sanarse les gustaría saber cómo hacer
estas cosas: “Tener fe en su sanación,”
“Soltar y permitir la sanación” y
“Acceder a su lugar de sanación.” ¿Son estas cosas útiles
para el común de las personas? La
gente que desea sanar sus cuerpos debe conocer
cómo ponerlas en práctica.
R: No me gusta apoyar una metodología prescrita, ni
instrucciones, ni nada por el estilo,
porque si lo hago, sólo estaré creando
más dogmas. Se trata de liberarnos completamente
de todo eso. Sin embargo,
sugiero no mirar a la enfermedad o a los síntomas como
“algo de lo que me tengo
que deshacer”, como si fueran un enemigo. Ésta es una reacción
basada en el
miedo. Para mí, la aparición de esos síntomas es la forma cómo mi cuerpo
está
tratando de sanarme. Sé que si trato de eliminar la enfermedad con una actitud
de adversario,
terminaré haciendo lo opuesto, antagonizando con ella y
sumergiéndome más profundo
adentro de las creencias mentales de la enfermedad.
Esto no necesariamente significa que no acudamos al médico.
Sólo me refiero a cómo veo
la enfermedad o las manifestaciones físicas del
cuerpo. La idea es no obsesionarse con esto
y pasar los días dándole vueltas
con el sólo propósito de deshacerse de la enfermedad.
Es realmente mucho más
productivo distraerse y mantenerse ocupado con actividades que
lo estimulen de
forma positiva y creativa.
Tanto como pueda, trataría de liberarme de la necesitad de
que mi salud sea de cierta
manera con el fin de encontrar felicidad.
Simplemente crearía felicidad en el momento presente,
como si ya estuviera
sana. Vivir en el presente significa no cargar ningún equipaje emocional
de un
instante del tiempo al siguiente. Cada instante es único y no puede ser
duplicado.
Es nuestra elección si cargamos nuestros miedos con nosotros,
manteniéndonos atrapados
en la enfermedad.
No tienen que ser un gurú espiritual o algo por el estilo.
Simplemente sáquenle lo mejor
a cada minuto, viviéndolo en su totalidad,
haciendo cosas que los hagan felices, aunque les
quede un mes o 100 años de
vida.
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